ANDANÇA

Estudié Ciencias Ambientales en la universidad de Almería y trabajé durante unos años como educadora ambiental. Tiempo después, al quedarme embarazada, descubrí que lo mío era lo manual y múltiples aspectos relacionados con lo artístico y la creatividad.

Comencé a formarme en Arteterapia y en pedagogía Waldorf para acercarme más a cómo lograr que sobreviviese la parte que cada uno de nosotros traemos para transmitir a través del dibujo, de la imaginación, de nuestro lenguaje propio. Asistí a cursos especializados y masterclass con grandes ilustradores y artistas como Guridi, Conrad Roset, Paula Bonet, Laura Pérez, Anne Laval, Philippo Giordano, Marco Somá.

Pasaban los años y, aunque hacía lo que me gustaba, no sentía que estuviese desarrollando lo que se me daba bien de forma natural. El elemento, como define Ken Robinson, para mi es la tendencia a la armonía, la búsqueda de la belleza, la simplicidad. Me fijaba mucho en el diseño de producto, de superficie; entraba a las tiendas de decoración y me fijaba en detalles como los patrones, tejidos, el uso del color, la importancia de las formas geométricas o el diseño orgánico. Todo eso me encantaba y yo, en el fondo, quería rediseñar cada una de las cosas que veía en otras firmas.

 

ELEGIR UN CAMINO Y EMPRENDER

Decidí estudiar diseño gráfico, producción e ilustración, con idea de hacer estampación sobre producto de una forma profesional.

En algún momento que no pongo en pie conscientemente, un recuerdo de la niñez me vino a visitar en forma de sueño.

«Fue uno de esos momentos en los que revives el olor, el calor, las voces. La luz a través del cristal de las ventanas de cristal labrado, rebotaba en las plantas del patio e inundaba la cocina de casa de mi abuela. Sería agosto, hacía mucho calor en el pueblo y llegaba de la piscina con mucha sed. Me subí a la silla y cogí mi vaso favorito: un jarrillo de lata de color malva.

Me encantaba porque mi mano se adaptaba a sus formas redondeadas y el agua fresquita duraba más tiempo. Lo compartía con mis primos y con mi hermano, después de todo, era la mayor. Mientras, la abuela, en aquella tarde de ritmo lento, nos preparaba la merienda, al tiempo que sonreía sin decir ni mú.»

LA CHISPA

Aquel pequeño recuerdo vino y entonces, lo supe. Uniría diseño y sostenibilidad en mi proyecto con un material como el acero esmaltado, que es duradero, seguro, liviano y a todos nos trae recuerdos especiales. Ahora, creo tramas y gamas de color y las aplico a una serie de productos diseñados para disfrutarlos, compartirlos y usarlos mucho en casa o allá donde vayas. Dice una canción de Jorge Drexler que «estamos vivos porque estamos en movimiento» y en eso me baso, en crear series limitadas, en seguir avanzando y diseñando.  

ON FIRE

Desde entonces, he hecho muchas pruebas con diseños, tamaños, colores. He tenido fallos y aciertos. Por fin hoy, contemplo las piezas. El engranaje que se ha creado para materializarlo, está en marcha. Confío en cada parte del proceso y en las personas que lo llevan a cabo, en la elección del producto de base, en el cuidado de las manos que colocan la calca y hornean. Una vez que llegan a mi taller, reviso pieza a pieza y, he de decir, que disfruto envolviendo y empaquetando cada una, sabiendo que va a un nuevo hogar.

Creo en lo que sale del corazón, en lo que se fabrica y se consume con conciencia.

Creo en la comunicación, me sobrecoge nuestra capacidad de colaborar, me conmueve la vida en sus múltiples formas.

Ahora mismo, esta es mi forma de comunicar, mi elección.

Pilar Rivero, la sentía.